Asociamos la vista cansada con la edad, pero nuestros hábitos también pueden desencadenar presbicia, astenopia y otras patologías oculares que merecen, literalmente, que les echemos un par de ojos.
A nuestros ojos vivir y trabajar entre pantallas no les iba a sentar bien. Los datos son abrumadores y la poca importancia que damos a nuestra salud ocular es casi grosera. Seis de cada diez jóvenes de entre 17 y 27 años son miopes en España, según el informe “Prevalencia de la miopía en los jóvenes en España”.
Un porcentaje alarmante, tanto por la cifra como por lo prematuro de la edad, pero no solo es la miopía lo que preocupa a los expertos. Junto a ella se citan otros problemas oculares como astigmatismo, hipermetropía, presbicia (que es lo que definimos vulgarmente como vista cansada) y la astenopia o fatiga oftálmica, un término no muy utilizado por los oculistas porque se presta a cierta confusión, pero del que hablamos con el doctor José Manuel Benítez-del-Castillo, Catedrático de Oftalmología UCM, vicepresidente de la Sociedad Española de Oftalmología y director científico en Clínica Rementería,
La sobreexposición a las pantallas nos traslada así a dos escenarios que conviene diferenciar: el ojo seco y la astenopia, que no debemos confundir o solapar con la presbicia o vista cansada. De ello se trasluce lo que apuntan desde la propia web de Oftalmoseo, donde enfatizan en las diferencias que encuentra nuestro ojo cuando enfocamos de cerca.
“En reposo, el ojo está enfocado naturalmente para ver de lejos y a una distancia media. Mantener el enfoque en un objeto que se encuentra a una distancia corta supone un esfuerzo adicional que se debe sostener durante un tiempo determinado”, explican desde la web. “Cuando forzamos nuestra vista a fijarse en pantallas de dispositivos, portátiles o fijos, estamos manteniendo este esfuerzo”, advierten.
Dos problemas para los ojos: esfuerzo y graduación
Nuestros ojos han ido evolucionando del mismo modo que el resto del cuerpo, pero entre sus atribuciones no estaban las de fijar la vista en puntos muy concretos y cercanos durante largos períodos de tiempo. Pensemos en cómo era la vida de nuestros abuelos o bisabuelos, ajena a pantallas o lectura durante tantas horas diarias, y eso sin remontarnos a épocas pretéritas donde incluso la lectura era poco frecuente.
Ese exceso de concentración, inciden desde el site de Oftalmoseo, genera síntomas derivados de mantener la vista, “consecuencia de la falta de parpadeo”. Algo que resumen en la atención especial que prestamos a las pantallas y que se traduce en esos menos parpadeos. “Inconscientemente, la media de parpadeos por minuto baja considerablemente si lo comparamos con la media tomada en otras actividades que no requieren fijación visual”, añaden.
Ello nos pone ante dos escenarios: sequedad de ojos, irritación ocular y fatiga visual, que es lo que se denomina enfermedad de ojo seco o, por contra, si no llevamos la graduación o corrección adecuada el esfuerzo muscular para mantener una imagen nítida puede producir dolor ocular y de cabeza, lo que se conoce con el nombre de astenopia. De esta última hablamos con el doctor José Manuel Benítez-del-Castillo y de los riesgos derivados de prestar poca atención a nuestra vista.
“La fatiga oftálmica es un término no muy empleado por los oftalmólogos, ya que se presta a confusión, así que podría ser ser sinónimo de astenopia por la acomodación y convergencia prolongada y en malas condiciones (al mirar de cerca se contraen los músculos del interior del ojo para enfocar y la mirada converge debido a la contracción de los músculos extraoculares), explica mientras cita otro par de patologías: “Por otra parte, la enfermedad de ojo seco también produce cansancio o fatiga ocular con la necesidad de cerrarlos. Y además, en España la presbicia se denomina popularmente vista cansada”, incide.
Eso, trasladado a un escenario de pantallas, hace que existan ciertas medidas que podamos poner como contención de la astenopia. ” Lo primero que debemos hacer es llevar la corrección adecuada para distancia intermedia y cercana. Una buena opción son los progresivos ocupacionales”, añade. Mientras da pautas de lo distancia o tiempos.
“El margen superior de la pantalla del ordenador debe colocarse a la altura de los ojos, hacer descansos siguiendo la regla de 20-20-20.
Sequedad, picor, jaqueca… Así reacciona nuestra vista
Dar por habitual o irremediable que nos duela la cabeza, el malestar
físico, la sequedad o la irritación ocular es un error que, además,
puede solaparse con otras patologías. “Sí, el esfuerzo
acomodativo-convergente prolongado de la lectura se une a una diminución en la frecuencia del parpadeo cuando
realizamos actividades visuales“, matiza el vicepresidente de Oftalmoseo.
“Cuando miramos de lejos parpadeamos unas 15 veces por minuto y cuando trabajamos con ordenador la frecuencia cae por debajo de 4. Al parpadear hidratamos la superficie de los ojos, por ello cuando pasamos muchas horas frente a las pantallas o papeles los ojos se secan”, lamenta. “Con mayor frecuencia si el ambiente es seco y hay corrientes de convección, típico de los edificios inteligentes“, agrega.
“Así, la astenopia se asocia a enfermedad de ojo seco, de hecho se confunden“, apostilla y recuerda que ciertas patologías pueden acrecentarla: “la hipermetropía, presbicia, estrabismos, forias y defectos en la convergencia no corregidos nos hace más propensos”.
En ese margen de confusiones, es conveniente atender a lo que el doctor Benítez-del-Castillo sugiere: “No me gusta el término de fatiga ocular, es muy vago y resulta confuso. Como comentaba sólo en España denominamos vista cansada a la presbicia. Y es importante diferenciar el cansancio ocular por la astenopia por defectos de acomodación o convergencia del cansancio ocular por ojo seco ya que tienen tratamientos diferentes”.
Un problema asociado a otras patologías de la vista
En tal caso, ¿topamos con personas que sean más susceptibles de padecer la astenopia o el ojo seco? Así lo cree el galeno, que da la solución para frenar esa astenopia acomodativa “llevando la adecuada graduación”, pero matiza “pasar horas frente al ordenador con lentes de contacto y no con gafas favorecerá los ojos secos” mientras sintetiza dos picos de incidencia para la astenopia: “niños hipermétropes y adultos cuando se empiezan a hacer présbitas”.
“Los hipermétropes tienen más predisposición ya que usan la acomodación de cerca para compensar su error refractivo, así
que no les queda reserva para enfocar a distancias cortas. Al afectar
el astigmatismo y la miopía a la visión lejana suelen estar con más
frecuencia corregidos ópticamente por lo que
son causas más
infrecuentes”, ejemplifica mientras deja nuevas pautas: “Lo que no
debemos olvidar son las alteraciones en el paralelismo ocular, personas
con forias, estrabismos y defectos de convergencia también sufrirán
astenopia si no se corrigen con ejercicios y/o prismas”, razona.
Al oculista, igual que al dentista
Cuando hablamos de salud no hay que creer en las casualidades, ni tampoco esperar a que sea demasiado tarde para contar con la ayuda de un profesional. Es habitual que no prestemos atención a los primeros síntomas o que, sobre todo si hablamos de salud ocular, acabemos resumiendo nuestro rechazo en un “pero si veo bien”.
Saber cuándo estaremos ante un problema de vista u ojos como la astenopia o el ojo seco tiene un diagnóstico aparentemente sencillo en consulta, pero antes tenemos que darnos cuenta en casa o en el trabajo. “Si nos cansamos, nos duele la cabeza, los ojos y se nos ponen rojos cuando hacemos tareas cercanas e intermedias. Otra pista es que empeoremos entre semana y mejoremos los fines de semana (a no ser que seamos adictos a los videojuegos o series),” explica.
Una vez teniendo claro que podemos estar ante un problema, toca poner remedio: “acudir al especialista para comprobar su visión y mejorar las condiciones de trabajo llevando corrección, altura adecuada de la pantalla, humidificando el ambiente, realizando descansos frecuentes relajando la acomodación y parpadeando (se ha visto que uno es más productivo realizándolos, que terminado agotado tras el esfuerzo ininterrumpido cayendo en el presentismo)…”, asegura.
Por último, el doctor Benítez-del-Castillo deja un último pildorazo para concienciar sobre la salud ocular, amén de que ojos solo tenemos dos y son para toda la vida: “además de las visitas regulares al especialista, se recomienda por regla general cada 2 años, si notamos disminución de visión o enrojecimiento ocular puede ser síntoma de enfermedad seria por lo que deberíamos acudir antes”, advierte.
“La sociedad está cada vez más habituada a los chequeos dentales regulares, lo mismo deberíamos hacer con los ojos, existen muchas enfermedades que detectadas a tiempo tienen tratamiento y diagnosticadas tardíamente pueden conducir incluso hasta la ceguera”, resume.
Fuente: Voz Populi