Especialistas en tecnología farmacéutica junto a un grupo de científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México desarrollaron innovadores y pioneros lentes de contacto, cuyas propiedades permiten que las lentillas se diluyan en pocos minutos tras su colocación y liberen gradualmente un fármaco contra inflamaciones oculares.
Con los procedimientos tradicionales, como lo es la administración del medicamento en gotas, el principio activo permanece poco tiempo sobre la retina y sólo se aprovecha en un 5%. Esta nueva forma de administrar la dexametasona (antinflamatorio) permite su liberación gradual y controlada, para lograr una mejor dosificación y efecto del medicamento.
El resto de componentes de las lentillas biodegradables, como los polímeros, también son solubles en agua, por lo que los residuos de los lentes son expulsados y eliminados al disolverse en el fluido ocular.
El descubrimiento se halla aún en proceso de mejora para permitir que la lente permanezca más tiempo en el globo ocular y lograr así una mayor eficacia.