No se debe subestimar la importancia de un examen anual de la vista. No solo nos ayuda a saber si se han producido cambios en la visión, sino que es imprescindible para detectar las principales enfermedades que causan la pérdida visual: el glaucoma, las cataratas y la degeneración macular relacionada con la edad. Todos estos trastornos pueden causar daños irreparables antes de que siquiera se advierta un cambio en la visión, dice la Dra. Michelle Andreoli, una oftalmóloga en Northwestern Medicine y vocera de la Academia Estadounidense de Oftalmología.
Sin embargo, lo que tal vez no sea tan obvio con respecto a la salud ocular son los hábitos diarios que afectan a los ojos. Los siguientes son seis de los peores hábitos para tus ojos, y lo que puedes hacer para eliminarlos.
Mal hábito número 1: fumar
Puedes agregar esto a la lista cada vez más larga de razones para dejar de fumar para siempre. El humo del cigarrillo hace más que irritar los ojos: las investigaciones demuestran que también aumenta el riesgo de sufrir degeneración macular relacionada con la edad, una enfermedad ocular que puede nublar la visión central. Las personas mayores de 55 años ya corren riesgo de sufrir este trastorno, pero un estudio realizado en Australia y publicado (en inglés) en la revista JAMA Ophthalmology, halló que los fumadores tienen un riesgo casi cuatro veces mayor de sufrir degeneración macular relacionada con la edad en etapa avanzada que quienes nunca han fumado. Además, los fumadores que participaron en el estudio desarrollaron la enfermedad cinco años antes, en promedio, que quienes nunca habían fumado. “Fumar reduce la eficacia de los antioxidantes y puede reducir sus niveles en la mácula”, el área pequeña en el centro de la retina que es necesaria para ver los objetos que están frente a nosotros, explica la Dra. Ashley Brissette, oftalmóloga y profesora adjunta de Oftalmología en Weill Cornell Medicine en la ciudad de Nueva York. “Fumar cigarrillos también reduce la cantidad de oxígeno que llega a los pequeños vasos sanguíneos que irrigan los ojos, lo que acarrea daños a la visión”.
Esto sucede incluso si solo fumas ocasionalmente o si estás expuesto con regularidad al humo ajeno, agrega Brissette. ¿La buena noticia? Las investigaciones (en inglés) demuestran que dejar de fumar (en inglés) no solo reduce el riesgo de degeneración macular relacionada con la edad sino que, después de 20 años, el riesgo de sufrir ese trastorno es igual al de los no fumadores.
Mal hábito número 2: mirar constantemente tu teléfono inteligente
Tus ojos pagan un precio, directa o indirectamente, cuando miras constantemente esa pequeña pantalla —o, para el caso, la pantalla de la computadora o el televisor— sin darles un respiro. “Las dos inquietudes principales asociadas con los hábitos de pantalla se resumen en síntomas crónicos de ojo seco y alteración de los patrones naturales de sueño”, dice Andreoli. “Se supone que debemos parpadear cada cuatro segundos, pero cuando estamos frente a una computadora parpadeamos una vez cada ocho o diez segundos. Esa diferencia puede parecer insignificante, pero el parpadeo es lo que mantiene los ojos lubricados. [Si] no los lubricamos lo suficiente, surgen los síntomas del ojo seco, y eso causa fatiga ocular”. Y pasar demasiado tiempo frente a la pantalla también tiene un efecto negativo en nuestros patrones de sueño. “El brillo de la pantalla y la actividad le dicen al cerebro que es de día, por lo que tendemos a no sentir el nivel de cansancio apropiado”, dice Andreoli.
Su recomendación: a lo largo del día, cada 20 minutos, aleja la vista de la pantalla durante 20 segundos y mira algo que esté a 20 pies de distancia. Y, continuando con la modificación de tus hábitos, apaga el teléfono y guarda la computadora unas horas antes de irte a dormir. Si, por ejemplo, te gusta jugar a Words With Friends o responder correos electrónicos tarde a la noche, asegúrate de reducir el brillo de la pantalla. Puedes configurar el teléfono para que eso ocurra automáticamente con la función Night Shift en un iPhone o con Notification Shade en un teléfono Android.
Mal hábito número 3: no usar gafas de sol
Del mismo modo que los rayos ultravioletas (UV) del sol pueden dañar la piel, también pueden hacer estragos en la visión. Específicamente, los rayos ultravioletas pueden dañar los tejidos de la superficie del ojo, la córnea y la lente. Y con el tiempo, ese daño puede causar cataratas, degeneración macular relacionada con la edad o cánceres oculares. “Es posible sufrir quemaduras por el sol en los ojos; eso se llama fotoqueratitis y puede ser tremendamente doloroso”, dice Brissette. Para ayudar a evitar todos estos problemas, usa gafas de sol, no solo durante el verano sino todos los días del año, incluso en días nublados. “Las gafas de sol protegen los ojos de varias maneras”, explica Brissette. “Es difícil aplicar protector solar cerca de los ojos, así que las gafas de sol actúan como una barrera física y bloquean los rayos ultravioletas para que no lleguen a los párpados ni a la piel de alrededor de los ojos. Además, las lentes de las gafas de sol tienen protección ultravioleta”. Para asegurar que tus ojos estén totalmente protegidos, confirma en la etiqueta de los anteojos que brinden un 100% de protección ultravioleta. “Algunas etiquetas dicen ‘Absorción UV hasta 400nm’, que es lo mismo que 100% de protección ultravioleta”, dice Brissette.
Mal hábito número 4: dormir con las lentes de contacto puestas
No hay duda de que las lentes de contacto se han vuelto más fáciles de usar, pero eso no significa que puedes colocártelas y simplemente olvidarte de ellas. “El problema principal es el riesgo de infección, que puede causar cicatrices permanentes en la córnea y dañar la visión”, dice Brissette. “Entre las lentes de contacto y la superficie de la córnea quedan atrapadas bacterias y otras impurezas, por lo que usar las lentes durante mucho tiempo, o después de su vencimiento, aumenta el riesgo de infección”.
Alrededor de uno de cada tres usuarios de lentes de contacto admite que duerme la siesta o toda la noche con las lentes puestas, según una investigación en Morbidity and Mortality Weekly Report, un informe semanal sobre morbilidad y mortalidad que publican los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Al hacerlo, el riesgo de contraer una infección ocular relacionada con las lentes de contacto aumenta entre seis y ocho veces.
“Han avanzado mucho en las últimas décadas, pero el perfil de seguridad de las lentes de contacto depende de no dormir, nadar ni ducharse con ellas puestas… nunca”, dice Andreoli. “A la mayoría de mis pacientes yo les sugiero lentes de uso diario —que se colocan por la mañana y se desechan por la noche—, porque el riesgo de infección con esos tipos de lentes es muy bajo. Con algunas de las lentes de uso extendido, a veces las personas pierden la cuenta de cuánto tiempo las han tenido puestas. A la larga, eso puede causar problemas”.
Mal hábito número 5: frotarse los ojos
Si te frotas los ojos ocasionalmente no causas verdadero daño, pero si lo haces con fuerza, corres el riesgo de lesionar la córnea, que es la superficie transparente en forma de domo que se encuentra delante del ojo. “Algunas enfermedades poco frecuentes de la córnea están vinculadas con frotarse los ojos”, explica Andreoli. Un ejemplo es el queratocono, un trastorno que ocurre cuando la córnea se vuelve muy fina y comienza a formar una protuberancia hacia afuera en forma de cono. A raíz de eso, la visión se distorsiona y se nubla.
En resumidas cuentas: si lo que buscas es aliviar rápidamente el enrojecimiento, la irritación o una sensación de arenilla o sequedad en el ojo, está bien frotarlo. “Frotarse ocasionalmente los ojos extraerá algunas lágrimas de las glándulas lacrimales, pero trata de no hacerlo con brusquedad ni con mucha frecuencia”, agrega Andreoli. Lo mejor es utilizar gotas oculares lubricantes o colocar un paño húmedo sobre los ojos.
Mal hábito número 6: dormir sin quitarse el maquillaje
Si muy de vez en cuando te quedas dormida con maquillaje en los ojos, no hay mayor problema. Pero si haces de eso un hábito, estás creando el riesgo de que los ojos se infecten. La consecuencia más común son los orzuelos, unos bultos dolorosos que crecen en la base de las pestañas o debajo del párpado. Y también debes prestar atención a cómo te quitas el maquillaje de los ojos.
“Los desmaquilladores a base de aceite pueden exacerbar algunos síntomas del ojo seco porque depositan mucho aceite en las lágrimas”, dice Andreoli. “Si los pacientes comienzan a notar esto, deben dejar de usar el desmaquillador para ojos y usar un jabón facial muy suave en su lugar”.
Fuente: AARP