El 99% de la población mundial en el 2019 vivía en lugares donde no se respetaban las directrices de la OMS sobre la calidad del aire. Según estimaciones de la organización en el 2016, la contaminación atmosférica en las ciudades y zonas rurales de todo el mundo provoca cada año 4,2 millones de defunciones prematuras. Afecta a nivel cardiológico, neurocognitivo y respiratorio, pero también ocular.
“La contaminación atmosférica, sea de la índole que sea, hace que en el aire con el que nuestras mucosas entran en contacto, por ejemplo, la conjuntiva, contenga irritantes y partículas en suspensión que al entrar en contacto con nuestro ojo, producen picor, irritación, ojo rojo y sensación de malestar”, asegura Félix Armadá-Maresca, jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital La Paz de Madrid.
El doctor explica que la contaminación de calefacciones, vehículos a motor o el humo de tabaco son muy lesivas para la conjuntiva constituyendo uno de los irritantes más comunes en nuestro medio.
Relación con el ojo seco
Esta contaminación también tiene relación con el ojo seco. “Es una de las patologías más frecuentes en nuestro medio, el abuso de pantallas y el estilo de vida que hoy tenemos, hace disminuir la frecuencia de parpadeo y con ello la lubricación ocular”, señala Armadá-Maresca.
“La disminución en las horas de sueño, la pérdida del contacto con la naturaleza (ambiente mucho más húmedo) y la contaminación creciente −añade el oftalmólogo−, hacen que el ojo seco se haya convertido en una de las afecciones más frecuentes y lesivas de nuestro tiempo. La disminución de la secreción conjuntival es algo evidente, sobre todo, en mujeres y después de la menopausia, pero desgraciadamente es algo que cada vez se ve antes y también en varones en edades medias”.
El problema es que no es fácil prevenir el ojo seco por este factor ambiental si el paciente vive en una zona de alta contaminación. “Desgraciadamente, tienen una constante exposición al medio, por lo que los irritantes son difíciles de eliminar”, explica el experto.
Evitar el humo de tabaco directo y los ambientes cargados sí pueden ayudar a que estas personas sufran menos dicho problema. También incrementar la vegetación en su lugar de residencia y en los puestos de trabajo, en la medida de lo posible, puede ayudar.
Cómo puede saber el paciente que lo padece
El picor, el escozor y el ojo rojo son síntomas claros de ojo seco y exposición al medio contaminado. El jefe del Servicio de Oftalmología de La Paz añade que también es bueno acudir a un profesional. “Un oftalmólogo puede diagnosticar y tratar el ojo seco ayudando a que los síntomas sean menores”, asegura.
Con todo, el uso de lentes de contacto puede agravar esta sintomatología. “Absorben la lágrima para mantener su forma y función. Esto hace que disminuya la lágrima que tenemos en la conjuntiva, empeorando los síntomas y suponiendo en algunos casos una auténtica tortura el hecho de portarlas”, afirma.
La edad es otro de los factores más importantes a la hora de padecerlo. “Con los años disminuye de forma natural la cantidad de lágrima, pero también la calidad de la misma, con una disminución evidente de la grasa que la lágrima contiene y que ayuda como factor surfactante a que la película lagrimal aguante el tiempo necesario entre parpadeo y parpadeo”, asegura el doctor.
Tratamiento según el grado de ojo seco
Con todo, Félix Armadá-Maresca afirma que la batería de tratamientos para el ojo seco es amplia. Qué utilizar va a depender del grado que se presente.
“El uso de lágrimas artificiales con distintas concentraciones de carmelosa o ácido hialurónico, geles nocturnos, suero autólogo, tapones para la vía lagrimal, humificadores automáticos para las salas de trabajo o tratamientos más específicos son algunas de las medidas a tomar por estos pacientes”, concluye el doctor.
Fuente: El Médico Interactivo