La cuarentena nos ha exigido estar más tiempo frente a pantallas y dispositivos tecnológicos por las clases virtuales y el tiempo de ocio en casa. Los expertos advierten que su uso excesivo puede derivar en problemas visuales que se perpetúan en la adultez. La pandemia de coronavirus nos ha obligado a adaptarnos a nuevas modalidades, y los niños no son la excepción.La sobreexposición a pantallas constituye una real preocupación para la oftalmopediatría actual. Cefaleas, irritación ocular, visión borrosa y descompensación de estrabismos preexistentes son algunos de los motivos de consultas más frecuentes asociados al exceso de su uso.
El fijar la vista por períodos prolongados puede dar lugar a alteraciones en la acomodación (espasmos) que se traducen en momentos de visión borrosa. Además, disminuye la frecuencia del parpadeo favoreciendo que se seque la superficie de los ojos y se genere disconfort e irritación ocular.
Pero independientemente de la incomodidad que se genera al final del día, la evidencia científica ha demostrado que en niños, el exceso de actividad visual de cerca predispone al desarrollo de miopía y acelera su progresión. Una vez instaurado este problema, el niño necesitará anteojos para mejorar su visión de lejos, y difícilmente pueda prescindir de ellos en la adultez.
Se cree que por lo menos 10 minutos de descanso por cada hora de uso de la computadora son suficientes para aliviar los síntomas visuales. Para los que tienen la posibilidad de hacerlo, realizar alguna actividad al aire libre (balcón, terraza o jardín) en estos momentos de recreo es lo ideal. Los que no cuentan con esta oportunidad, pueden abrir la ventana y favorecer el ingreso de la luz solar al ambiente de juego del niño.
Mientras el niño utiliza las pantallas, es importante iluminar el ambiente: para esto la luz natural o las luces de tipo incandescentes son las predilectas.
Asimismo, colocarle al computador un brillo medio y posicionarlo de forma que no genere reflejos con la luz de la habitación disminuye el encandilamiento.
Se sabe que a mayores distancias, se genera menor daño ocular. Para una buena resolución de la imagen se sugiere colocar la computadora como mínimo a 40 centímetros del niño y como máximo a 80, y no acercarla más allá de este rango. Situar la pantalla 10-20° (15 centímetros) por debajo de la altura de los ojos también es de buena práctica para que adquieran una mejor postura.
Respetar los controles oftalmológicos correspondientes al crecimiento es fundamental para detectar cualquier patología ocular a tiempo y que el niño desarrolle el máximo potencial visual.