¿Cuándo debo acudir al oftalmólogo? Muchas veces sabemos que tenemos que ir, pero
pero no siempre tenemos claro en qué momento es conveniente que visitemos al oftalmólogo ni con qué frecuencia.
Depende en principio de la edad y de si se tiene alguna enfermedad o antecedentes familiares.
En los niños es recomendable hacer una primera revisión de la visión antes de los 4 años, ya que a esa edad los niños empiezan a interactuar más con el entorno y se comienzan a detectar algunas alteraciones visuales. Es importante, acudir a controles de forma anual porque las patologías oculares pueden desarrollarse de golpe, de un año a otro. Un niño aparentemente sano con agudeza visual puede presentar problemas oculares en el corto plazo.
La gran mayoría de los padres se percatan de algún problema visual en sus hijos cuando éstos ya asisten al colegio y están en el proceso de aprender a leer. Una señal inequívoca es cuando presentan problemas de aprendizaje o evidentes dificultades para leer, ya sea un libro o el pizarrón del colegio (un indicio claro es cuando se paran y acercan muy a menudo). Normalmente, lo anterior deriva en la necesidad de utilizar anteojos ópticos o la dificultad en la visión binocular (utilización de ambos ojos, que es necesaria para la visión en 3 dimensiones).
Con respecto a los jóvenes o adolescentes, quienes sufren de constantes cambios hormonales durante esta etapa, es posible que se les presente graduación que antes no existía o bien se altere o modifique la ya existente. En este sentido, se vuelven imprescindibles las visitas de forma periódica al oculista para evitar complejidades y/o problemas de rendimiento escolar asociados a problemas de visión.
Entre los 20 y los 40, es importante el control rutinario ya que la graduación en las alteraciones oculares tiende a estabilizarse y es cuando nos podemos plantear si realizarnos una cirugía refractiva que nos ayude a corregir nuestra vista y abandonar los anteojos ópticos. Para las mujeres que tienen hijos, normalmente la graduación se altera y tiende a incrementarse por lo que es importante tener claro ese aspecto.
A partir de los 40, todos los pacientes deberían hacerse una revisión de la visión anual pues es a partir de los 40-45 años cuando se inician los primeros síntomas de presbicia o vista cansada (dificultad para enfocar de cerca). Otros aspectos a evaluar por un especialista son: la medición de la presión intraocular, así como también la observación del nervio óptico y la evaluación del campo visual, ya que a esta edad se comienzan a desarrollar con mayor frecuencia el glaucoma, patolgía que si no se trata a tiempo puede derivar en la pérdida total de visión o ceguera.
Desde los 60, se vuelven fundamentales los exámenes a la vista. En este caso, el objetivo es detectar la aparición de cataratas y degeneración macular asociada a la edad (DMAE).
Una revisión oftalmológica es vital para garantizarnos una buena salud ocular, detectar problemas en la visión e incluso intervenir oportunamente en el caso de que desarrollemos una enfermedad grave en nuestros ojos como puede ser el caso de un glaucoma.