¿Alguna vez te has frotado los ojos y has visto luces e imágenes borrosas?
Esos destellos y patrones geométricos en tu campo visual se denominan fosfenos y consisten en la experimentación y sensación de ver luz sin que realmente la haya. En otras palabras, cuando te frotas los ojos estás estimulando las mismas células que se estimulan cuando hay luz, por lo que tu sistema ocular se activa tal y como si la luz fuese la responsable.
Aún cuando los fosfenos “típicos” son observados como puntos de luz blanca, es fácil experimentarlos a todo color.
El sistema encargado de la visión está más activo cuando los ojos permanecen abiertos, pero las neuronas fotorreceptoras – neuronas sensibles a la luz ubicadas en la retina- son capaces de trabajar incluso cuando están cerradas. Es por esta razón que, la retina genera impulsos eléctricos que envían al cerebro las mismas señales que cuando ven una imagen real.
Este fenómeno también se puede experimentar al estornudar, toser muy fuerte o levantarse de golpe después de haber estado sentado o agachado por largo tiempo. Esto se produce por la reducción del flujo sanguíneo hacia el cerebro, lo que hace que no tenga oxígeno, por falta de glucosa en la sangre o por el cambio de presión. Los fosfenos se producen también por ingesta de drogas alucinógenas tales como hongos o LSD. El alcohol también se presenta como un agente fotógeno. Luego de un período de consumo excesivo de alcohol, al no ingerirlo (síndrome de abstinencia, delirum tremens) algunos pacientes experimentan fosfenos.
Otras formas, aunque mucho más molestas de conseguir experimentar fosfenos es sufriendo una intensa migraña o durante un episodio de epilepsia. En definitiva, cualquier estímulo endógeno o exógeno que altere la normal estimulación de la corteza visual es capaz de hacernos experimentar estas extrañas sensaciones en los ojos.
Que suceda ocasionalmente no es malo, sin embargo que ocurra con frecuencia o por mucho tiempo puede ser dañino para la salud visual.