La falta de estímulos visuales y dejar de efectuar actividades predispone la demencia senil anticipada en personas con debilidad visual.
Una persona con debilidad visual suele ser clasificada de “despistada, floja o de lento aprendizaje” y, lo grave es que cuando el problema se agrava suele caer en depresión y en un deterioro cognitivo avanzado ligado, incluso, con la demencia.
Investigaciones efectuadas por la Facultad de Salud de la Universidad Pública de Johns Hopkins reportó que el 66% del grupo de personas analizadas con reducción visual ya presentaban problemas cognitivos y el 10% con demencia.
“El problema puede presentarse desde que son bebés. Suelen pegarse con el sonajero, repetidamente, y lo atribuyen a la falta de coordinación. En la escuela, son considerados despistados o de lento aprendizaje; obtienen malas calificaciones y enfrentan problemas diversos de conducta. Se vuelven niños aislados. Si mundo se hace tan pequeño, donde sólo está la mamá y el papá, que están cerca, y no saben que existe un mundo exterior”, explicó Josefina Molina Terrazas, oftalmóloga.
“En el trabajo, obviamente, también se caracterizan por bajo rendimiento porque no toleran estar tanto tiempo ni en el computador, ni leyendo. Son pacientes que se vuelven aún más aislados, caen en depresión por falta de estímulo y de actividades, y suelen caer mal porque se pierden por rutas conocidas, desconocen a sus colegas, y son muy inseguros. Su aislamiento y falta actividad se asocia con demencia senil”, añadió.
Cómo afecta la deficiencia visual
Las causas principales son errores de refracción, caracterizados por miopía, hipermetropía, astigmatismo y presbicia; asimismo, catarata senil, degeneración macular, glaucoma, retinopatía diabética y opacidad en la córnea.
“Tenemos la córnea que es nuestra ventana y atrás se encuentra el iris, que es el que da el color del ojo y tiene en la pupila. El cristalino es la estructura que nos ayuda a enfocar lejos y cerca, y como su nombre lo dice debe de estar transparente. Sin embargo, aproximadamente a los 45 y 50 años, las estructuras del cristalino se van degenerando, las fibras y las proteínas alterando, y todo se va opacando”, comentó la especialista.
“Comenzamos a recibir imágenes borrosas y tenemos problemas para distinguir colores y se llega al grado de ya no definir imágenes”, explicó.
El paciente, explicó, enfrenta muchos problemas y comenzará a ser dependiente de la familia, “a veces no distinguir ni el alimento, menos aún a las personas que tenemos alrededor. Tengo pacientes que definitivamente dependen al 100% de sus familiares por la mala visión”, aseveró.
Y es justamente la falta de estímulos visuales, el hecho de dejar de efectuar actividades, abandonar la lectura, lo que propicia esa demencia senil anticipada. “Su deterioro cerebral puede darse muy rápido y llegan al extremo de estar acostados, de dejar de ver, inclusive, la televisión”.
Tratamiento para evitar el deterioro intelectual
“Estudios han demostrado que existe ese deterioro intelectual y esa demencia senil. Todo puede comenzar con un ojo que al no ocuparse, se atrofia. Luego se afecta el ojo más adecuado y ahí se pierden muchas posibilidades de rehabilitación. Afortunadamente, la cirugía laser logró reducir hasta un 30% la tendencia a la demencia senil. Ya fuera que se le operara de cataratas o de algún otro problema visual, o que se ajustara de manera adecuada la graduación de sus lentes”, puntualizó.
Una graduación adecuada de lentes, rehabilitar el ojo más dañado, e incluso una intervención quirúrgica láser en caso de presentar opacidad por cataratas, son algunas de las alternativas para evitar que las personas caigan en esa situación de aislamiento, baja productividad y dependencia familiar.
Fuente: www.milenio.com