La salud ocular de los niños está en manos de los adultos que los rodean, especialmente de los padres y del pediatra; de ellos dependerá que los problemas oftalmológicos de nuestros niños sean diagnosticados de forma precoz, instaurando el tratamiento adecuado en los casos que lo requieran.
En ocasiones resulta difícil decidir el momento adecuado para llevar a un niño al oftalmólogo por primera vez. Es tarea de los padres y del pediatra encargado de sus exámenes periódicos, valorar si la salud ocular del pequeño requiere una visita al médico oftalmólogo.
Nunca es “demasiado pronto” para comenzar las revisiones de la vista, aunque obviamente estas serán cada vez más completas conforme el niño sea más mayor, y pueda colaborar activamente en la exploración.
Los primeros años de vida representan el período crítico de desarrollo visual, cuando las áreas visuales del cerebro se están desarrollando rápidamente estimuladas por la impresión de imágenes claras sobre la retina, de tal forma que una imagen deficiente unilateral o bilateral incidiendo sobre la retina durante este período crítico, producirá una ambliopía irreversible.
Cuándo debiesen consultar los niños:
- Primer mes de vida
- A los 6 meses
- A los 18 meses
- Luego una vez al año
Cuándo acudir al oftalmólogo
- Si el niño desvía los ojos.
- Si tiene problemas en visión próxima: se acerca al papel al leer o escribir.
- Si tiene problemas en visión lejana: para ver la pizarra o la TV.
- Dolores de cabeza tras esfuerzo visual.
- Ojos rojos, legañas, lagrimeo.
- Reflejo pupilar blanquecino.
- Movimientos erráticos de los ojos.
- Anomalías palpebrales.
- Diferente visión entre un ojo y otro.
- Antecedentes familiares de miopía, hipermetropía, astigmatismo u otras enfermedades oculares.