La salud ocular se ha visto perjudicada por el crecimiento de los dispositivos tecnológicos a nuestro alcance. La miopía se ha convertido en una pandemia visual para la que “no estamos educados”.
Hace 100 años los trabajos requerían más esfuerzo físico o mental, donde apenas se utilizaba la visión de cerca. Hoy en día la tecnología ha cambiado nuestra forma de ver el mundo y de utilizar nuestros ojos.
Con todo avance llega un hándicap y en uno de ellos es la miopía.
“En 2010 se estimaba que el 27 % de la población mundial era miope. En 2050 se espera que lo sea el 52 por ciento”, alerta Elisenda Ibáñez, optico-optometrista coordinadora de la Asociación Visión y Vida.
La miopía es la causa principal de mala visión en jóvenes y adolescentes. Este defecto refractivo dificulta enfocar los objetos que están lejos, por lo que se da una visión borrosa donde las imágenes se forman antes de llegar a la retina.
“El móvil va con nosotros como si fuera otro brazo y eso incrementa la miopía sobre todo entre la población joven”.
La Fundación MAPFRE, PantallasAmigas y Visión y Vida, en un webinar celebrado recientemente, se han marcado como objetivo concienciar sobre ello y dar herramientas a jóvenes, familias y docentes para cuidar la visión a través de un uso responsable de las pantallas.
Educar y concienciar
El tiempo de exposición ante las pantallas no deja de crecer. El problema se encuentra en la utilidad que hacemos de ellas, el tiempo de uso y el constante esfuerzo visual que nos exige.
“Incluir esta formación en las escuelas sería de gran utilidad ya que estamos usando las pantallas desde edades más tempranas, con propósitos más variados.”, afirma Jorge Flores, director de PantallasAmigas.
Durante el confinamiento, el trabajo, la formación y el ocio fueron digitales, una práctica que ha echado raíces y parece haberse quedado con nosotros.
El estudio sobre “Cómo ha afectado el confinamiento a nuestra salud visual”, realizado por Visión y Vida, destaca como de uno de cada dos encuestados no notaba igual su visión tras el confinamiento, y uno de cada cuatro confirman que ha empeorado.
Los niños llegaron a utilizar las pantallas durante 4 y 8 horas al día, y un 22 % durante 8 horas o más. Esta rutina visual ha llevado a los jóvenes de 12 a 19 años a mostrar una salud visual en decadencia: 1 de cada 10 ha empezado a usar una compensación óptica por primera vez.
“Es necesario disminuir este crecimiento de la miopía y mitigar la sintomatología asociada al abuso del uso de pantallas”, aconseja Ibáñez.
Trabajar con pantallas
Borrosidad, dificultad para enfocar objetos o ver imágenes dobles son algunas de las consecuencias a las que los empleados que trabajan constantemente con pantallas se tienen que enfrentar.
Los expertos recomiendan tomar conciencia:
“Es importante que la población conozca y ayude a promover y aplicar pautas y hábitos de uso saludable en el hogar y educación formal, y reducir la exposición o cantidad de uso”.
Mónica Lovera, oftalmóloga del centro médico MAPFRE de Núñez de Balboa, recomienda trabajar en un espacio con luz natural o tenue. La distancia y la altura a la que se encuentre nuestra pantalla también es importante:
“El monitor debe estar más bajo que la mirada lejana para exponer menos la córnea. Si es portátil o un móvil la distancia deberá de ser 30-40 cm y si es un ordenador de sobremesa 1 metro por lo menos”
Otras de las recomendaciones básicas para proteger nuestra visión se encuentran en la “regla del 20-20-20”, es decir, 20 segundos de descanso cada 20 minutos de uso de pantallas mirando a 20 pies (6 metros).
Prevención
Desde edades tempranas los niños reflejan sus ojos en las pantallas. La doctora Lovera recomienda que los pequeños de 3 y 4 años se hagan una revisión anual ya que no suelen ser conscientes de lo que les pasa.
“Siempre es mejor un diagnóstico precoz que tardío. Los menores de dos años deben tener terminantemente prohibido el uso de pantallas”.
De esta forma se pueden prevenir trastornos visuales o disminuir su impacto: “La prevención de la miopía se basa en evitar que sea patológica”, dice Lluís Bielsa, óptico-optometrista y vicepresidente de la asociación Visión y Vida.
Pobreza visual
El número de personas que se enfrenta a la pobreza visual es cada vez mayor. La incapacidad de hacer frente al gasto en equipamientos ópticos ha llevado a que la asociación Visión y Vida trabaje junto a las administraciones para “incluir un bono que permita a las familias más necesitadas hacer frente a estos gastos”.
Según el Libro Blanco de la Visión, más de seis millones de españoles podrían estar en esta situación, y más ahora que la pandemia ha puesto a más familias en riesgo de vivir bajo el umbral de la pobreza.
“Solo nos queda educar y concienciar sobre la importancia del cuidado de la visión, si no se revisan no podremos hacer nada”, expresa Ibáñez.
Fuente: Efesalud