Café y cafeína están presentes en nuestro día a día, incluyendo ventajas para la salud, pero ¿está la ocular entre ellas?
La cafeína presente en nuestro café diario o en las bebidas energéticas nos aporta ciertos beneficios. Entre los más citados, aumentar la motilidad intestinal o elevar los niveles de cortisol en el cuerpo, pero no siempre son ventajas todo lo que nos ofrece. Habitual en la mayoría de los desayunos españoles, el café y la consecuente cafeína no están exentos de ciertos riesgos.
Medida en torno a los 400mg de cafeína diarios —la dosis máxima recomendada—, esta cantidad sería alcanzable con apenas cuatro tazas de café espresso. Nos despabila y mantiene despiertos, pero un exceso de celo puede pasar factura en distintos campos. Es el caso de las dificultades para conciliar el sueño o el insomnio, motivo por el que las personas con problemas de descanso nocturno deberían evitarlo.
Sin embargo, distintos estudios corroboran otra suerte de ventajas que el café —o la cafeína— incluyen. Es el caso de ciertos estudios que avalan su presencia para reducir el riesgo de sufrir depresión y también como aliado para frenar el deterioro cognitivo. Alzheimer, parkinson o demencia se citan con profusión en la literatura científica para avalar las virtudes del café. Caso similar al que ocurre en la prevención de la diabetes tipo II, donde numerosos estudios apuntan a que ayuda a reducir el riesgo de padecerla.
También a menudo citado como aliado en las dietas de adelgazamiento —principalmente por esa motilidad intestinal y por el concurso de la epinefrina—, no se debe perder de vista que es un estimulante del sistema nervioso. A ello viene aparejado un aumento de la presión arterial y de la frecuencia cardíaca, que son dos de los factores a los que aludimos cuando buscamos la relación entre la cafeína y la salud ocular.
Cafeína y salud ocular: un posible beneficio y una contrapartida
Para aquellas personas que sufren el síndrome del ojo seco, caracterizado por visión borrosa, sensación de arenilla en los ojos, escozor ocular y una menor cantidad de secreción de lágrima, el café podría ser un buen compañero. No masivo, como explica este estudio que menciona la Asociación Americana de Oftalmología, pero donde sí se aprecia que las personas que consumían café, secretaban más lágrimas y mantenían la hidratación ocular por más tiempo.
El estudio, realizado con una muestra poblacional pequeña —motivo por el que tenerlo en cierta cuarentena— permite comprobar que el síndrome del ojo seco puede verse reducido por la ingesta de cafeína. Sin embargo, no debe tomarse como una barra libre para aumentar el consumo de café o cafeína con la pretensión de reducirlo.
En este caso, la opción para combatir el ojo seco no pasaría por el café, sino por mantener ciertas pautas de hidratación. Es el caso de colirios o lágrimas artificiales que permitan lubricar la superficie ocular o tener en cuenta ciertos elementos a evitar. Hablaríamos de una exposición acusada a aires acondicionados o calefacciones, que resecan el ojo, pero también tener precaución con el uso de las pantallas. Cierta literatura médica avala que parpadeamos menos mientras nos concentramos en una pantalla, perdiendo parte de la lubricación del ojo.
La relación entre café, cafeína y glaucoma
Sin embargo, dentro de la relación que el café y la cafeína mantienen con la salud ocular, hay que hacer una excepción negativa. La ingesta abundante de café puede suponer un aumento del riesgo de ceguera y de glaucoma, advierten varios estudios entre ellos uno del hospital Mount Sinai y otro, llevado a cabo por diversos investigadores, y publicado en la revista Ophthalmology.
Las conclusiones del estudio son que el consumo de cafeína habitual no guarda relación con con el glaucoma o una baja presión intraocular. Sin embargo, para aquellas personas que tienen una predisposición genética a tener una presión intraocular alta (un factor de riesgo para la aparición del glaucoma), el consumo de cafeína sí estaría vinculado a este aumento y, por tanto, a una mayor prevalencia del glaucoma.
De esta manera, el vínculo del glaucoma —no generalizado— estaría relacionado con uno de los prejuicios más habituales del café: la elevación de la presión arterial. Sin embargo, son múltiples los estudios y revisiones que aclaran que una ingesta moderada de café (entre una y tres tazas diarias) no supone aumentar la presión arterial.
Fuente: The Objective