5 hábitos que ponen en juego la salud ocular

Existen varios malos hábitos que dañan y afectan nuestra visión más de lo que creemos.

El tabaquismo, el mal uso de los lentes de contacto, el frotamiento excesivo de los ojos, la falta de higiene ocular, aires acondicionados y calefacciones se presentan como amenazas para nuestra salud ocular.

Ya es sabido que el tabaco representa un enemigo para nuestra salud. No sólo nos enferma, intoxica nuestros pulmones y órganos, sino que también afecta los dientes, el pelo, la piel y la vista. Al ser un vasoconstructor impide la lubricación en la superficie del ojo y además, significa un factor de riesgo importante para enfermedades a nivel de la retina, como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) y las afectaciones vasculares retinianas.

El tabaco también puede provocar neuropatías ópticas dañando severamente el nervio óptico lo que puede ocasionar una pérdida visual progresiva.

Para los usuarios, los lentes de contacto pueden resultar tan cómodos e imperceptible que en muchas ocasiones se olvidan que los tienen puestos. Sin embargo, es importante tener claro que es perjudicial llevarlos más del tiempo debido. Igualmente, se debe mantener una correcta higiene diaria, no utilizarlos en piscinas y playas, no dormir con ellos y conservarlos correctamente en su estuche con soluciones para evitar que se sequen. Estas medidas ayudarán a evitar la exposición y el desarrollo de infecciones por problemas asociados a su mal uso. Aquellas personas que utilizan lentes de contacto tienen más posibilidades de padecer una queratitis infecciosa, una contaminación corneal causada por una bacteria que debe tratarse inmediatamente para evitar una pérdida de visión.

Si bien puede parecer natural y parte de la rutina de cualquiera, el frotarse los ojos en exceso es perjudicial para la vista y supone un riesgo para nuestros ojos. Al frotarnos con los dedos, e incluso con las manos y nudillos nos exponemos a contagiarnos con una cantidad innumerable de bacterias y sufrir una infección ocular como conjuntivitis o problemas de párpados como la blefaritis o el orzuelo. También, contribuye a deteriorar la piel de los párpados, a romper los vasos sanguíneos y a producir alzas en la presión intraocular.

Aunque para muchos resulte evidente, los ojos deben lavarse a diario con agua y los párpados con jabón neutro. De esta forma, se evitarán posibles infecciones y el desarrollo del ojo seco.

Las personas con un déficit de agua en la película lagrimal pueden producir un tipo de lágrima espesa y notar sequedad ocular o caspa en las pestañas.

La exposición continuada a espacios con aire acondicionado o calefacción puede provocar ojo seco y otras alteraciones visuales más complejas.