Lo que recomiendan, en general, es una revisión de la vista cada dos años para todas las personas mayores de 16 años.
Los defectos visuales pueden agravarse paulatinamente a lo largo del tiempo, es por esto que las instituciones médicas aconsejan revisarse el estado de salud ocular periódicamente. Además, dichos exámenes también pueden ayudarnos a detectar determinadas enfermedades no oftalmológicas como la hipertensión arterial, la diabetes o el cáncer. La pregunta es: ¿con qué periodicidad exacta hay que someterse a revisiones de la visión?
La respuesta general, según recomienda el Colegio de Optometristas del Reino Unido, es de una revisión de la vista cada dos años para todas las personas mayores de 16 años. Sin embargo, y como apuntan desde el Atlantice Eye Institute, existen determinados factores que pueden alterar la frecuencia con la que debemos someternos a estas revisiones. Algunos de los más importantes son el historial médico familiar, el historial médico personal, el utilizar ya gafas o lentes de contacto o la edad. Este último es especialmente relevante y los especialistas de esta institución médica establecen diferentes frecuencias en función de ella.
En ese sentido, los niños y los adolescentes deben realizarse exámenes oculares cada dos años, salvo que se presenten síntomas de fatiga visual o que se utilicen gafas, en cuyo caso será recomendable reducir esa cifra hasta los seis meses o un año “para verificar que la graduación sigue siendo la correcta“. Algunos de los síntomas de fatiga visual más frecuente son el parpadeo, los dolores de cabeza, la visión doble o el desvío de un ojo hacia un lado o hacia otro. Además, afirman desde EyeQue, “los niños identificados con discapacidad de aprendizaje o retraso en el desarrollo” deberán examinarse la visión con mayor frecuencia.
Una vez superados los veinte años, “es menos probable que experimentemos una pérdida de visión rápida y repentina”, explican los especialistas del Atlantice Eye Institute. Esa es la razón de que la institución reduzca la frecuencia de las visitas al oftalmólogo a una cada dos o tres años para quienes tienen entre los 20 y los 39 años. De nuevo, hay condiciones especiales que debemos tener en cuenta como el uso actual de gafas o lentillas, los antecedentes familiares de enfermedades oculares, el consumo de fármacos o el haber padecido alguna lesión ocular previa. En estos casos debemos revisarnos más a menudo.
Entre los 40 y los 64 años, apuntan desde esta institución, “disminuye la visión y crecen los cambios en la prescripción de las gafas”, entre otras cosas porque a partir de los 35 años “el cristalino del ojo comienza a endurecerse lentamente”. Además, en esta franja de edad aumenta considerablemente la probabilidad de padecer problemas de salud no oftalmológicos como la diabetes o la presión arterial alta, además de efectos oculares secundarios de medicamentos recetados. El chequeo visual es más importante que nunca y por eso deberían llevarse a cabo cada año y medio aproximadamente.
Ya a partir de los 65 años es cuando el Atlantice Eye Institute aconseja visitar al oftalmológo al menos una vez al año para someterse a un examen completo de la vista. ¿La razón? “Además de la presbicia progresiva, las personas mayores tienen más probabilidades de desarrollar cataratas y/o problemas relacionados con la visión como resultado de problemas de salud. También en esta franja de edad existen factores agravantes, siendo clave en ese sentido los “antecedentes familiares de glaucoma, degeneración macular, cataratas y otras afecciones o enfermedades oculares”.