La miopía es un problema de visión que tienen cada vez más niños y niñas pequeños. Te contamos de la mano de una experta en terapia visual qué se puede hacer más allá de los lentes.
La miopía es un problema de visión que tienen cada vez más niños y niñas pequeños. Te contamos de la mano de una experta en terapia visual qué se puede hacer más allá de los lentes.
Mari Ángeles Muñoz Rodríguez, optometrista y directora del centro Atenea Optometría de Rivas Vaciamadrid, España, explica que la miopía “es un defecto refractivo que hace que la imagen se forme por delante de la retina y nos hace ver borroso de lejos”. Siempre ha estado ahí, entre nosotros, pero se detecta cada vez de forma más asidua en niños y niñas. De hecho, Muñoz señala que “cada vez es más frecuente en niños, aparece a edades más tempranas y con un mayor aumento en la cantidad de miopía que en generaciones anteriores, y se prevé que en 2050 casi la mitad de la población será miope”.
La parte positiva es que la miopía no es una patología grave en términos generales si se detecta de manera temprana, pero sí puede tener consecuencias importantes para los niños si no se le pone remedio. “Interesa frenar el avance de la miopía porque cuando la cantidad de miopía llega a cantidades altas (a partir de 6 dioptrías) se dispara el riesgo de padecer enfermedades y complicaciones oculares”, advierte la experta.
Por ello, si sospechas de que tu hijo o hija no ve bien, para proceder a la revisión de la vista de los niños, el primer paso es ponerte en manos de un especialista: un centro óptico o el oftalmólogo de confianza. “Esto también debemos hacerlo si los padres son miopes, ya que existe componente hereditario en la miopía y, en general, de forma anual en los niños porque no todos los niños que ven mal se quejan, ya que piensan que todo el mundo ve así, por eso son importantes las revisiones anuales en los niños, para detectar cuanto antes una posible miopía y ponerle freno”, apunta al respecto Mari Ángeles Muñoz Rodríguez.
Una vez hecha la visita al especialista, si este detecta que el menor tiene miopía, el siguiente paso es compensarla para que vea bien de lejos y no tenga consecuencias negativas en su visión a medio plazo, ni tampoco consecuencias a nivel social y académico. Solo hay dos opciones para conseguir este objetivo: los lentes y los lentes de contacto.
Las primeras son, como dice Mari Ángeles Muñoz Rodríguez, “el método más sencillo y común”, y las lentillas en niños solo son una opción real en función de la edad. “Y siempre será combinado con lentes”, puntualiza la especialista óptica.
Hasta aquí, el de la miopía en los niños es un proceso más o menos conocido por todo el mundo. Lo que menos gente sabe, incluso papás y mamás de niños y niñas que tienen miopía, es que hay otras medidas que se pueden tomar para controlar el avance de la miopía en los niños y adolescentes.
Lo explica la propia Muñoz Rodríguez: “Hay una forma de controlar el avance de la miopía mediante lentes especiales”, dice la experta, que apunta tres tipos distintas de lentes que los ópticos optometristas recomiendan según cada caso en particular. Son las siguientes, con la consecuente explicación de la directora de Atenea Optometría:
- Lentes de control de miopía en lentes: es una lente fabricada de forma especial para mandarle al ojo una señal de stop.
- Lentillas de control de miopía: son lentillas con un diseño específico para que la miopía no aumente tan rápidamente.
- Ortoqueratología: también conocidas como Orto K. Son unas lentillas que se ponen para dormir y frenan el avance de la miopía a la vez que el niño ve bien por el día sin usar ni lentes ni lentillas.
Además, también existe un tratamiento con un fármaco en gotas que los oftalmólogos pueden pautar a menores con aumento de miopía. Este tratamiento, dice Mari Ángeles Muñoz Rodríguez, “puede combinarse con cualquiera de los tratamientos anteriores”.
A todo lo citado, se añade la capacidad de observación de los adultos, que pueden detectar síntomas compatibles con miopía u otro problema visual en los peques. La directora de Atenea Optometría cita los siguientes: “guiña los ojos para ver de lejos, dolor de cabeza, se acerca mucho a la televisión o al texto, inclina la cabeza, orzuelos recurrentes y/o evita la lectura”.
Además, también es aconsejable según Mari Ángeles Muñoz Rodríguez para evitar en lo posible la aparición y el aumento de la miopía facilitar una serie de hábitos que son aplicables tanto a la infancia como a los adultos, una serie de consejos eficaces para evitar la miopía en niños y adolescentes o su desarrollo. “Pasar el máximo tiempo posible al aire libre, expuestos a luz natural y en espacios abiertos; reducir el uso de la tecnología, móviles, tablets, pantallas en general y sobre todo a edades más tempranas; y alimentar a nuestros hijos/as con una dieta rica en vitaminas y antioxidantes”, recomienda la óptico optometrista.
Lo que no se puede hacer bajo ningún caso es reducir la miopía. Ni siquiera la operación en edad adulta, defiende la óptico optometrista: “Esto no cambiaría aunque de mayores se operen de miopía, ya que la operación no cambia la estructura interna del ojo miope sino que es otra forma de compensar la miopía”, explica.
Por ello, argumenta la especialista, no hay mejor forma de controlar su desarrollo que la detección precoz de la misma. Independientemente de si se operan en la edad adulta o no. “Es importante frenar el avance de la miopía en los niños/as y hacer un seguimiento desde el momento en que se detecta”, recomienda.
Fuente: www.serpadres.es