Se estima que en 30 años la mitad de la planeta será miope. Por qué el estilo de vida influye en la progresión de esta patología. Especialistas explican cómo prevenirla.
Según un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el incremento de la miopía alcanza al 30 por ciento de la población global. Con proyecciones que sugieren que para el año 2050, la mitad de la población mundial podría padecer esta condición visual, los expertos advierten sobre una creciente crisis de salud ocular. “La miopía es un defecto refractivo del ojo que dificulta la visión de objetos distantes con claridad”, explica a la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes, el oftalmólogo Gustavo Goldman, miembro del Consejo Argentino de Oftalmología. “Este problema se agrava con el uso prolongado de dispositivos electrónicos, como teléfonos móviles y computadoras, que requieren un enfoque constante en objetos cercanos”, agrega.
Varias investigaciones respaldan esta preocupación. Científicos de la Universidad de Ulster observaron un aumento significativo de la miopía entre los niños a nivel global. En el Reino Unido, por ejemplo, el 23 por ciento de los adolescentes de 12 a 13 años presentan miopía, mientras que en países como China y Singapur, las cifras alcanzan el 47 y el 53 por ciento respectivamente entre los jóvenes.
¿Futuro borroso?
En diálogo con la Agencia, Roberto Albertazzi, oftalmólogo, presidente de la World Keratoconus Society, destaca que factores genéticos y ambientales desempeñan un papel importante en el desarrollo de esta condición. “La predisposición genética y la falta de exposición a la luz natural son factores determinantes”, señala. “Los niños que pasan más tiempo al aire libre tienen un menor riesgo de desarrollar miopía, posiblemente debido a la luz brillante que ayuda a regular el crecimiento del ojo”, dice.
Los impactos a largo plazo de la miopía no corregida son significativos. Además de limitar la capacidad para actividades cotidianas como conducir o practicar deportes, la miopía alta puede llevar a complicaciones severas como maculopatía miópica, glaucoma y desprendimiento de retina, condiciones que pueden resultar en pérdida de visión irreversible.
En respuesta a esta creciente preocupación, los expertos hacen foco en la importancia de intervenciones tempranas, incluyendo más tiempo al aire libre y moderación en el uso de dispositivos electrónicos. Estas medidas podrían mitigar el riesgo de miopía y mejorar la calidad de vida de millones de personas en todo el mundo.
Alarma global y el caso de Argentina
Según el Instituto Internacional de Miopía, regiones como el este y el sudeste asiático encabezan las tasas de esta afección, con países como Corea del Sur, Taiwán, Singapur, China y Japón, que reportan prevalencias alarmantemente altas que oscilan entre el 80 y el 90 por ciento.
Corea del Sur se destaca como el epicentro de esta tendencia, con aproximadamente el 90 por ciento de sus adolescentes afectados por miopía. Pero este fenómeno no se limita exclusivamente al este asiático; incluso en países occidentales como Estados Unidos, la prevalencia de miopía casi se duplicó en las últimas tres décadas, alcanzando el 42 por ciento. En Argentina, durante 2020, en el marco de la pandemia de covid-19, un estudio local, publicado en la revista The Lancet, indica que la progresión de la miopía en menores se aceleró cerca de un 40 por ciento durante ese año.
El trabajo, titulado “Progresión de la miopía en niños durante el confinamiento por COVID-19”, concluyó que la falta de actividades al aire libre y el aumento del tiempo frente a pantallas fueron factores determinantes en este incremento. Antes de la pandemia, la miopía en los niños avanzaba en promedio 0,25 dioptrías por año; durante el confinamiento, la progresión fue de 0,50 dioptrías.
Con todo, además de ser un problema de salud visual individual, la miopía es una crisis global que demanda una respuesta colectiva. Solo a través de esfuerzos coordinados y sostenidos se podrá mitigar su impacto y garantizar un futuro visual saludable para las próximas generaciones.
Fuente: www.agencia.unq.edu.ar