Todo se explica por la presencia de lo que conocemos como melanina, un pigmento oscuro que se encuentra en algunas células del cuerpo de los mamíferos y que produce la coloración de la piel, el pelo y los ojos (iris). Estas células, llamadas melanocitos, son capaces de absorber diferentes cantidades de luz. Mientras más melanina haya al interior del iris, más luz aborbe, lo que se traduce en que refleja menos luz y se revela una apariencia marrón en los ojos.
En tanto, una persona de ojos azules por ejemplo, tiene menos melanina en su iris, ya que absorbe menos luz y refleja más. Los ojos azules poseen la mayor cantidad de pigmento de todos los colores de ojos.
Los ojos verdes, café claro y avellana se encuentran a mitad del camino, con diferentes cantidad de melanina dando paso a distintos niveles de absorción de luz y colores.
“Todo el mundo tiene melanina en el iris de su ojo, y la cantidad que tienen determina el color de sus ojos”, dijo el doctor Gary Heiting, un optómetra con licencia y editor principal del sitio web de atención ocular All About Vision. “Realmente sólo hay un tipo de pigmento”, afirma.
“Es una interacción entre la cantidad de melanina y la arquitectura del iris en sí”, agregó Heiting. “Es una arquitectura muy compleja”.
Sin duda, el iris es una parte de nuestra mirada bastante única y distintiva que actúa -si miramos con detención- como una huella digital ocular, debido a la existencia de variadas texturas y patrones en cada ser humano.