Son muchas las agresiones cotidianas que atentan contra nuestros ojos a medida que envejecemos y no está de más conocer a qué nos enfrentamos.
En un mundo lleno de pantallas, de alergias, de agresiones externas y de decenas de estímulos visuales cotidianos, parece que hacer descansar a los ojos es imposible. Como en tantas otras partes de nuestro organismo, la realidad es que envejecer nos hace un flaco favor y, si hablamos de la salud ocular, aún más.
Ya no se trata solo de pelear con la presbicia o vista cansada, de la que ya te hablamos en THE OBJECTIVE, sino también de otras enfermedades.
Pérdida de visión por defectos de refracción —como la miopía o la hipermetropía— están a la orden del día. Eso no quita que no vengan solas, pues aquellos que lidian con a diario con ellas ya saben cómo se las gastan. Sin embargo, a partir de una edad, ciertas enfermedades ajenas a la salud ocular también afectan a los ojos.
Es lo que explican desde el National Institute on Aging estadounidense, un organismo que vela por el envejecimiento y sus consecuencias. Por poner un ejemplo, citan la diabetes como un riesgo añadido para la salud ocular, ya que mencionan la retinopatía diabética como un elemento que causa pérdida de visión.
Salud ocular más allá de los 40: de qué se quejan tus ojos
Aunque es evidente que ese ejemplo solo afecta a los diabéticos, también hay patologías que pueden afectar a más población. Por poner otro supuesto, cuando nos referimos a la presión arterial alta también hablamos de un elemento que puede nuestra salud ocular.
En una misma lid, también otras patologías como el síndrome del ojo seco. Quizá no se hubiera manifestado hasta entonces, también puede hacerlo a partir de los 40 años. Realidades que afectan a personas que puedan padecer defectos de refracción o no y que, a medida que nos hacemos mayores, nos martirizan en más grado.
Para presentar batalla en esta carrera de fondo también debemos saber que se aumentan otros riesgos. Las cataratas, el glaucoma o los desprendimientos de retina son más habituales cuanto más mayores seamos. Incluso aparecen enfermedades asociadas directamente con la edad. Es el caso de la degeneración macular, aunque sí es cierto que su proliferación por razones etarias ya suceden en la tercera edad.
A ello debemos sumar la intención de ver al oftalmólogo en revisiones periódicas y anuales. Situaciones de salud ocular que en según qué casos pueden requerir más urgencia si notamos síntomas como estos, según la NIA.
- Visión borrosa repentina.
- Moscas flotantes abundantes y nuevas.
- Dolor ocular.
- Visión doble.
- Enrojecimiento o hinchazón del ojo o del párpado.
Cómo proteger tu vista en la madurez
Huelga decir que a nuestros ojos y a nuestra salud ocular no les gusta aquello que incrementa los factores de riesgo anteriores. Eso significa que deberíamos tener una dieta más saludable, un peso correcto, mantener una cierta actividad física y no fumar ni tomar alcohol. De hecho, la revista Nature publicó una investigación entre la relación directa de beber alcohol y las cataratas.
También pasa por no pasarse en ciertos comportamientos. El uso de pantallas, por ejemplo, puede pedir la aplicación de colirios o gotas humectantes. A ello deberíamos sumar un mayor espaciamiento de su uso, dando paulatinos descansos a nuestros ojos entre las horas de trabajo. En este caso, la NIA antes mencionada avala distanciarse durante unos 20 segundos del ordenador cada 20 minutos y mirando a un horizonte situado a unos seis metros.
La pérdida de la capacidad de ver de cerca, problemas en distinguir colores o la necesidad de más tiempo para ajustar el nivel de luz están entre los problemas habituales. Razón por la que también solemos ver flashes o deslumbrarnos con más facilidad a partir de una edad. Si a esto le sumamos, si vivimos en España, un clima especialmente luminoso, aumentan las complicaciones.
Sobre todo, en verano, momento del año en la que la radiación solar es más fuerte. Como hemos contado otras veces, esta radiación cargada de UV aumenta el envejecimiento celular y el daño ocular. Estos riesgos no deben tomarse a la ligera, pues aumentan el daño en las córneas o la degeneración macular antes comentada.