El aumento sostenido de los problemas de visión en niños ha mantenido en alerta a la comunidad oftalmológica mundial, la que estima que en el 2050 un porcentaje importante de la población padecerá miopía. Según el Dr. Michel Mehech, oftalmólogo y académico de la Escuela de Medicina de la Universidad Andrés Bello, existen recientes estudios que indican que el prematuro y explosivo uso de dispositivos electrónicos podría ser uno de los elementos que explican la significativa alza de casos.
Carla Flores es madre soltera, su hija Luciana (5) vive con ella en un departamento de 28 metros cuadrados ubicado en el centro de Santiago. Fue en ese mismo lugar donde ambas pasaron la pandemia. Al inicio del confinamiento Luciana tenía tres años y su madre recuerda que se frustraba al pensar que debían estar encerradas las dos, justo en el inicio del desarrollo de su hija.
Por lo mismo, pensó que sería una buena opción para ambas visitar la casa de unos familiares en Punta Arenas. Decidió, en marzo del 2021, pasar allí parte del confinamiento. Así su hija podría pasar más tiempo al aire libre, compartir con otras personas y dejar de prestar su atención a dos de los pocos elementos que tenía para entretenerse en el encierro: la televisión y el celular.
Fue gracias a ese viaje que Carla alertó que su hija tenía problemas para ver de lejos. La mirada a corta distancia que su hija tenía en el departamento debió alargarse varios metros en la naturaleza del extremo sur de Chile.
“Recuerdo que al comenzar a salir ella como que me buscaba, me percaté que le costaba localizarme. Sentí que ella se perdía muy rápido de mí cuando se alejaba”, recuerda Carla quien preocupada decidió llevar a su hija a un oftalmólogo.
La madre recuerda que en la consulta le hicieron algunos exámenes a Luciana. Uno de ellos consistió en mostrarle “dibujitos” y que ella los pudiera identificar, esto ya que a su corta edad aún no manejaba el abecedario. Las pruebas fueron concluyentes: su hija padecía miopía.
Michel Mehech, oftalmólogo y académico de la Escuela de Medicina de la Universidad Andrés Bello explica que la miopía consiste en un defecto de refracción que se traduce en una visión borrosa de los objetos que están lejos. El especialista agrega que el aumento de la miopía infantil es un fenómeno que se viene discutiendo con preocupación en congresos y seminarios de Chile y el mundo.
“Años atrás uno pensaba que esto de la miopía se daba por asuntos genéticos, porque en las poblaciones asiáticas explotó primero la miopía en los niños. En China cerca del 35% de la población es miope y esto es 10 veces más común que en el resto del mundo. Se estima que el 2050 el 66% de la población de China tendrá miopía”, comenta.
Sin embargo, con el paso de los años no se han encontrado diferencias genéticas sustanciales entre los caucásicos y los asiáticos que expliquen el explosivo aumento de la miopía en los países orientales. “Este problema es de una cuestión cultural que está relacionada con el uso y abuso del tiempo de pantallas en la población de los niños. Eso en Asia ha sido de una explosión increíble y desde esos países vienen todas esas influencias a Europa y América estoy seguro que esto nos va tocar y lo estamos viendo: cada vez hay más miopes en Chile”, explica.
Las cifras a las que alude el doctor son preocupantes. El estudio “Prevalencia mundial de miopía y alta miopía y tendencias temporales desde 2000 hasta 2050″ proyecta que en la mitad del presente siglo un porcentaje importante de la población padecerá miopía. Es decir, irremediablemente tendremos que saber convivir con ella y sobre todo reconocerla a tiempo. Pero ¿qué explica el sostenido aumento que los especialistas ya definen como una pandemia?
De acuerdo con distintos estudios internacionales, la progresión de la miopía en los niños y niñas viene en aumento desde hace décadas. Esto por la menor exposición a la luz solar y mayores horas de lectura y estudio que se traducen en trabajar el foco visual en objetos cercanos.
Sumado a esto, según una investigación publicada en The Lancet, se estima que los casos de miopía en niños y niñas aumentaron cerca de un 40% desde el año 2020 hasta la fecha. Este proyecto fue un esfuerzo internacional, con contribuciones de científicos en el Reino Unido, China, Singapur y Australia.
Entre otros factores, los investigadores descubrieron que los altos niveles de tiempo frente a la pantalla de un dispositivo inteligente se asociaron con un riesgo de miopía de alrededor de un 30 % más alto. Cuando se combina con el uso excesivo de la computadora, ese riesgo aumenta a alrededor del 80%.
Para la oftalmóloga del Hospital Clínico de la Universidad de Chile Fernanda Pérez, estos dos factores de incidencia negativa para la visión -el poco tiempo de exposición al sol y la corta distancia entre la pantalla y los ojos de los niños- se complementaron de forma dramática tras el encierro configurando una tormenta perfecta para la salud visual:
“De lo que más hay evidencia es del daño que provoca la poca exposición al sol. Yo a todos los pacientes les digo que se deben exponer al sol al menos una hora al día. Que se pongan bloqueador y que salgan a hacer actividades al aire libre: deportes, paseos, en los recreos salir al patio, esto para privilegiar ese rango de sol que protege a los niños de la miopía”, indica.
Y es precisamente esa ausencia de luz la que, por ejemplo, ha alertado a las autoridades en China, quienes incluso el 2015 llegaron a crear un plan piloto denominado “salón de luz brillante”, donde las paredes y los techos de la escuela están hechos de plástico transparente que deja pasar la luz, para así intentar encontrar una solución parche al poco tiempo al aire libre que permite la vida en las urbes.
Miopía en Chile
En Chile también se han generado estudios para conocer la situación de la miopía entre los niños. La doctora en salud pública, Magdalena Bastías, lideró la investigación Miopía y Astigmatismo miópico en escolares que analizó 168.290 evaluaciones a niños de 1° y 6° básico beneficiarios del Programa de Servicios Médicos de JUNAEB.
Si bien los datos recogidos son previos al confinamiento, estos ya daban cuenta de un aumento progresivo de la miopía.
Al respecto, el artículo indica que: “la situación poblacional de la miopía en escolares chilenos tiende al aumento. Este conocimiento suma a los llamados de la salud nutricional y psicomotriz a aumentar el tiempo y actividades al aire libre para favorecer el máximo potencial de desarrollo y crecimiento de los niños”.
En contacto con Laboratorio de contenidos la doctora Bastías comenta la importancia de poder actualizar la información de su estudio con datos recogidos a niños tras el retorno de la presencialidad escolar:
“Yo esperaría poder acceder a esos datos para darle una continuidad al análisis de tendencia anterior, pero probablemente si nosotros continuamos tejiendo en el hilo de esta línea de pensamiento de que la exposición a la luz es lo que previene el aumento de la miopía en nuestros escolares, podríamos esperar entonces que los largos meses en confinamiento hayan tenido un efecto en nuestros niños”, indicó la doctora.
¿Cómo saber si mi hijo tiene miopía (y qué hacer)?
Es importante señalar que entre los cuatro y cinco años, previo al inicio de su vida escolar, todos los niños debieran tener un control en el oftalmólogo para analizar su salud visual. Pese a ello, hay patrones de comportamiento que podrían alertar a los padres acerca de problemas de visión como la miopía antes de aquel control.
El doctor de la clínica alemana Mario Zanolli indica al respecto que los padres debieran acudir a un especialista cuando sus niños: “presenten una alteración en la coloración de la pupila, se acerquen demasiado a las cosas, entre cierren demasiado los ojos para ver, giren la cabeza demasiado para ver algo o que presenten estrabismo (trastorno en el cual los dos ojos no se alinean en la misma dirección)”.
Zanolli agrega también que es importante consultar con un especialista si es que alguno de los padres presenta problemas visuales y asegura que “mientras antes uno detecte un problema es mejor. El examen hecho por un oftalmólogo pediátrico es bastante sencillo. Con unas gotitas uno mira el ojo, mira si hay un problema y sale de la duda de inmediato”.
En tanto, sobre las recomendaciones a la hora del uso de dispositivos Michel Mehech de Unab, indica que “El uso abusivo de las pantallas priva a los niños del espacio al aire libre y de la luz, por eso mismo hoy hay toda una campaña mundial en donde la OMS promociona el 20-20-20. Que son cada 20 minutos de pantalla, 20 segundos de sacar la vista y mirar a otro lado lejos”.
Al respecto el especialista agrega: “Hoy en la Sociedad Chilena de Oftalmología hay una preocupación por este tema, donde no solo se trata de prevenir a los papás con el mensaje de promover las actividades al aire libre si no que también de recomendar limitar el uso de pantallas cuando no sea solo para estudios. Yo te diría que esto es un caso de epidemia”, reflexiona.
En su departamento en el centro de Santiago, Carla recuerda el viaje que le permitió enterarse que su hija Luciana no podía ver bien de lejos. Hoy es consciente de la importancia de la luz solar para que la deficiencia visual de su hija no se agrave, por eso la lleva todas las tardes a caminar por el parque.
La mujer cuenta que allí muchas madres al ver a su hija con anteojos le han preguntado “¿Cómo te diste cuenta de que no veía bien”? Ella suele empatizar con ellas: “Les digo que lo noté porque me di cuenta de que la Luciana no me podía ver de lejos. Siempre les recomiendo que las lleven al oftalmólogo para salir de dudas, por si acaso”, indica.
Fuente: La Tercera