Pei-Chang Wu, que se especializa en tratar desprendimientos de retina dijo que al inició de su carrera la mayoría de sus pacientes tenían entre 60 y 70 años, pero a mediados de la década de los 2.000 se dio cuenta que personas mucho más jóvenes llegaban a su consultorio.
En 2016 atendió a una menor de 14 años en una cirugía para fijar la retina en su lugar y a un joven de 29 que sufrió desprendimiento grave de retina y quedó ciego de ambos ojos. Ambos casos son parte de un aumento significativo en la prevalencia de la miopía, en ciertas regiones como China y algunos países asiáticos.
Wu, preocupado por la visión de las próximas generaciones decidió realizar su propio estudio basado en otra investigación de un investigador australiano llamado Ian Morgan y descubrió que más tiempo al aire libre equivalía a menos probabilidad de miopía. Fue entonces que el especialista comenzó a estudiar los estilos de vida de niños de educación básica.
Intervenciones a la edad temprana
Der-Chong Tsai, un oftalmólogo en Taiwán, se intereso en la salud ocular y conoció el trabajo de Wu y Morgan lo cual lo dejo impresionado y comenzó un proyecto para prevenir la miopía enfocándose en la detección temprana y la intervención antes de la educación básica.
Tsai y su equipo implementaron pruebas de detección en centros preescolares para identificar “premiopía”. A los niños con mayor riesgo, se les recetó atropina para su uso al aire libre, y en un período de dos años, el programa redujo la prevalencia de la miopía en la región en un 5%.
Los resultados mostraron que por cada año que se retrase la aparición de la miopía, su gravedad disminuye en 0.75 dioptrías, lo que podría incluso evitar que los niños necesiten anteojos. Sin embargo, la llegada de la pandemia de Covid-19 trajo consigo confinamientos prolongados que afectaron el progreso que se había logrado.
Después de todo, se demostró que intervenir a una edad temprana resultó ser la estrategia más efectiva. Durante la pandemia, las tasas de miopía en niños preescolares se mantuvieron estables debido al impedimento de mantener actividades al aire libre. Aunque la tecnología puede haber contribuido al problema.
El auge de la miopía en Taiwán refleja un posible futuro en el que la tecnología deberá compensar los cambios sociales que impulsan este problema. Algunos enfoques incluyen salas con paredes de vidrio que permiten la educación al aire libre y terapias para ralentizar la progresión de la miopía. A pesar de la industrialización y la tecnología, las soluciones efectivaspueden ser simples y asequibles como pasar tiempo al aire libre, lo cual sigue siendo vital en la lucha contra la miopía.
Fuente: www.mundosano.com