Los exámenes oculares en adultos mayores pueden detectar algo más que problemas de visión. Un nuevo estudio refuerza la evidencia de que ciertos tipos de problemas en la visión pueden indicar un riesgo elevado de demencia. La Academia Norteamericana de Oftalmología (AAO) recomienda que todos los adultos sanos se sometan a un examen oftalmológico de línea de base con un especialista antes de los 40 años. Los mayores de 65 años deben acudir al oftalmólogo cada uno o dos años.
Según sostiene el Dr. J. Kevin McKinney, oftalmólogo miembro de la Academia y especialista en glaucoma, “Este estudio debería fortalecer nuestro deseo de proteger los ojos a medida que envejecemos. Hacerlo beneficia nuestra salud en general y también puede ayudar a proteger nuestra salud cognitiva”. Los médicos han observado durante mucho tiempo una relación entre la pérdida de visión y el deterioro cognitivo. Muchos estudios han demostrado que los adultos mayores con problemas de visión, tienen el doble de riesgo de desarrollar enfermedades como la demencia y la enfermedad de Alzheimer.
Un amplio estudio realizado entre 1.200 adultos, refuerza la evidencia de esta relación. Los investigadores monitorearon la visión de adultos con demencia durante 16 años, verificando tres tipos diferentes de pérdida de la visión. También midieron el lenguaje, la memoria, la atención y varias medidas de agilidad mental de los adultos, incluidas las habilidades para planificar, prestar atención, recordar instrucciones y hacer múltiples tareas al mismo tiempo.
Hallazgos de un nuevo estudio
Un reciente estudio de la AAO detectó que aquellas personas con muy mala agudeza visual tenían un mayor riesgo de deterioro del lenguaje y la memoria. Aquellos que tenían dificultades para detectar objetos colocados sobre fondos de colores similares, también conocida como sensibilidad de contraste, tenían un mayor riesgo de deterioro del lenguaje, la memoria, la atención y la capacidad viso-espacial. Las personas con una mala percepción de profundidad corren un mayor riesgo de sufrir un deterioro del lenguaje y la memoria.