La miopía es un problema de refracción con un componente genético muy importante sobre el que no se puede actuar, sin embargo, también existen factores ambientales en los que se puede intervenir para evitar que los niños desarrollen este problema visual con los años. Uno de ellos es el deporte, concretamente el que se practica al aire libre.
La miopía es cada vez más frecuente. Aunque no hay estudios concluyentes “se estima que en edades comprendidas entre los 5 y los 7 años aproximadamente un 20% de los niños de América y de Europa occidental son miopes y en edades universitarias este porcentaje se dispararía a cerca del 50%”, según informó al medio español El País, Juan Gonzalo Carracedo Rodríguez, doctor en Optometría del Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas de España.
Se trata de cifras muy elevadas pero que podrían incluso ser mayores. El experto señala que: “en el caso de la generación de nativos digitales se prevé que, si estas miopías siguen desarrollándose sin un control, en muchos casos, llegarán a niveles de riesgo, siendo potenciales causas de patologías en la etapa adulta”, advierte el experto.
Y es que, “la miopía se considera hoy por hoy un factor de riesgo para la aparición temprana de cataratas o el desarrollo de glaucoma, que no presenta síntomas hasta que se ha perdido un 40% del campo visual y es irrecuperable“, dice.
Lo que sí es una realidad es que la incidencia ha aumentado en los últimos 50 años. Uno de los factores que se asocia a este aumento, según indica Rodrigo Sierra especialista de Ultravisión, Chile: “son los cambios en los hábitos de vida, con un menor tiempo de exposición a la luz solar y un mayor tiempo de dedicación a las tareas de visión cercana”.
“Hoy los niños y jóvenes usan el teléfono móvil y aparatos con pantalla entre 4 y 8 horas diarias y no descansan ni llevan a cabo una buena higiene visual”, advierte Sierra. Algo que repercute negativamente en la vista de los más pequeños. Para contrarrestar este efecto y para que su sistema visual se desarrolle satisfactoriamente, “los menores deberían pasar tres horas al día realizando actividades al aire libre, ya que el aumento de horas en espacios de interior, sin recibir luz solar, hace que las tasas de deficiencias visuales, como la miopía, no dejen de aumentar drásticamente”, dice.
Además de los juegos al aire libre, Sierra estima que sería interesante acompañar estos consejos con un uso limitado de dispositivos móviles, los que además deberán estar a una distancia mínima de 60 cm y con descansos cada 20 minutos para relajar la visión.
¿Qué beneficios tiene el deporte?
Aunque el deporte en sí no se considera un factor de prevención, el tiempo que se pasa al aire libre sí lo es. “Hacer deporte al aire libre tiene efecto preventivo sobre la aparición de la miopía, no por el deporte en sí, sino por las condiciones lumínicas en las que se hace”, afirma el experto.
De hecho, según detalla, diversos estudios han demostrado que “la luz del sol es capaz de aumentar la concentración en la retina de una hormona llamada dopamina, que está involucrada en el proceso de desarrollo del globo ocular”. Este aumento de concentración, continúa explicando, “previene el crecimiento excesivo del globo ocular y, por tanto, la aparición de la miopía”.
En base a esto, se puede concluir que hacer ejercicio al aire libre “podría retrasar la aparición de la miopía y que, a la larga, se reduzcan los riesgo de padecer patologías asociadas a la miopía que tendrían un efecto negativo sobre la visión”.