Perder la visión a raíz de un problema sin detectar es una complicación más común de lo que parece. Por ejemplo, la segunda causa de ceguera en occidente es el glaucoma, una enfermedad que en el 90% de los casos se podría evitar si se detectase precozmente.
A su vez el glaucoma viene derivado de otras patologías oculares como la hipertensión ocular, una afección que afecta al líquido que hay en el interior del ojo. Este líquido o humor acuoso nutre y oxigena la órbita ocular si está en equilibrio, por lo que cuando se rompe esta balanza la tensión sube. Todos tenemos cierta presión en el interior del ojo, lo normal es que esté entre 9 y 21 mmHg. Cuando la presión sube por encima de los 21 mmHg, podemos hablamos de hipertensión ocular.
La hipertensión ocular puede dañar el nervio óptico, que es el encargado de conectar el ojo con el cerebro y transmitir todos los detalles que vemos.
Como se ha apuntado, de no tratar la hipertensión ocular, puede derivar en un glaucoma y finalmente en la pérdida de visión.
Hay algunos factores que aumentan el riesgo de padecer esta afección visual. El primero es la edad,mientras más años, más probabilidades. También están los antecedentes familiares, antecedentes oculares, el uso de corticoides, y la raza ya que en personas de origen africano o asiáticas se da con mayor frecuencia.
Con respecto a los síntomas, el principal problema es que la hipertensión ocular no presenta síntomas. Y es que acudir al oftalmólogo debe ser la primera acción.
En este sentido, la prueba para de detectar la hipertensión ocular es la tonometría. Consiste en una prueba muy sencilla, rápida e indolora que todos los oftalmólogos realizan en las revisiones rutinarias. En caso de que esta demuestre que existe una hipertensión, hay diferentes formas de bajar los niveles para que el nervio óptico no se vea dañado. El primero de ellos será mediante fármacos como colirios, la opción más usada por los oftalmólogos. Si estos no funcionaran se estudiaría las opciones de un tratamiento láser o de la cirugía.
Lo mejor para prevenir la hipertensión ocular es llevar un estilo de vida saludable. Los beneficios de hábitos como una dieta equilibrada, ejercicio físico, alejarse del tabaco y del consumo excesivo de cafeína ayudarán a que nuestro cuerpo se regule sin problemas y podamos tener una vida tranquila.