Expertos en salud han determinado que la calidad atmosférica puede influir y afectar negativamente en la salud ocular.
Entre las patologías más comunes asociadas se encuentran las inflamaciones e irritaciones oculares, que pueden verse agravadas cuando no llueve durante varios días. También, se encuentra la conjuntivitis que provoca la inflamación del tejido que cubre la parte blanca del ojo y del interior de los párpados (la conjuntiva), lo que ocasiona lagrimeo y enrojecimiento del globo ocular.
Además, la contaminación también puede aumentar el desarrollo del síndrome del ojo seco, donde el paciente, al no producir la cantidad necesaria de lágrimas para mantener lubricados sus ojos, siente irritación y escozor.
Para evitar estos malestares, los médicos y especialistas recomiendan el uso de anteojos de sol, de esta forma, se impide que que la zona ocular entre en contacto directo con el aire. Asimismo, se sugiere la ingesta de dos litros de agua al día, ya que esto no sólo beneficia al organismo, sino también a los ojos, ya que facilita la producción de lagrimeo suficiente para mantener la zona ocular húmeda. Las gotas lubricantes se presentan como una solucion muy efectiva en caso de necesitar una dosis extra de humedad en esa zona. La instalación de filtros de aire de alta calidad en los hogares y/o oficinas son una de las alternativas para evitar el paso de elementos contaminantes externos que pueden eventualmente resecar y alterar el ambiente generando picor en el área de los ojos de las personas que habitan esos espacios.
Está de más decir que el cambio climático es un factor muy perjudicial para la salud ocular, por lo que si contribuimos un poco a mejorar y ser más conscientes, el planeta y sus habitantes estaremos agradecidos.